Entre las nuevas generaciones de
jóvenes surge lentamente una perspectiva distinta en la manera de afrontar la
problemática de los conflictos políticos, sociales e incluso personales. Por
eso surgen los constructores de la paz, los educadores para la paz o hasta los
investigadores para la paz, que forman el nuevo panorama contra la violencia.
Por eso, educar para la paz es la otra cara de la violencia. Es una estrategia
psicológica y pedagógica, basada en el refuerzo de la comunicación y el cambio,
y no sólo en el castigo de lo negativo, orientada hacia la construcción del
futuro y no a la destrucción del presente ni del pasado.
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